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Yo soy Providence

25.11.04

Estimados amigos,

Rebuscando entre mis libros de Hawthorne, encuentro en sus "Note-books" (1868), unos argumentos anotados para su posterior desarrollo. Son, como siempre, brillantes y sumamente inquietantes, revelando la aguda inteligencia que el autor tenía. No puedo evitar el querer compartirlos con vosotros. Son estos:

· Un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era el verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la verdad.

· En medio de una multitud imaginar a un hombre cuyo destino y cuya vida están en poder de otro, como si los dos estuvieran en un desierto.

· Un hombre de fuerte voluntad ordena a otro, moralmente sujeto a él, la ejecución de un acto. El que ordena muere y el otro, hasta el fin de sus días, sigue ejecutando aquel acto.

· Un hombre rico deja en su testamento su casa a una pareja pobre. Ésta se muda allí; encuentran un sirviente sombrío que el testamento les prohíbe expulsar. El sirviente los atormenta; se descubre, al fin, que es el hombre que les ha legado la casa.

· Dos personas esperan en la calle un acontecimiento y la aparición de los principales actores. El acontecimiento ya está ocurriendo y ellos son los actores.

· Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque a una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir. Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él.

Vuestro por la serpiente de Anjmorpec,



Cisne Negro | |


9.11.04

Estimados amigos,
Mi compañero André Gideon, que me escribe desde Toulousse, conocedor de mi devoción por E.A. Poe, me envía una copia de la película "Le chute de la Maison Usher", de 1928, de Jean Epstein, que debo desde aquí agradecerle efusivamente, tanto por su gesto como por el valor de su regalo. Hace muchos años conseguí verla en un viaje breve que efectué a Boston; entonces no fuimos más de una docena los que asistimos a un pase semiprivado. Hoy me complazco en poder redescubrir esta joya del cine mudo restaurada de forma sumamente digna.
Contemporánea de otras obras maestras del séptimo arte que órbitan sobre la literatura sobrenatural, como el "Vampyr" de Dreyer (1932), basado en el "Carmilla" de Sheridan LeFanu, o el "Nosferatu" de Murnau (1922), la versión de "La caída de la casa Usher" de Epstein sabe otorgar al film una densa atmósfera de pesadez. A la llegada del reclamado amigo de Roderick, señor de Usher, somos testigos de la belleza y la decadencia de la mansión familiar. Epstein elige espacios muy amplios, abiertos, que se contraponen al tono claustrofóbico y encarcelante de la trama. Así pues, amplísimos corredores de pesadas cortinas de terciopelo, chimeneas de hogares monstruosos son el decorado natural de la tragedia a punto de estallar. El señor de Usher, marcado psicóticamente por una manía familiar, retrata a una andrógina Madeline que poco a poco ve menguadas sus fuerzas, insufladas éstas en el retrato, como en un eco que nos lleva al wildiano Dorian Gray.
Finalmente, presa de una enfermedad extraña, Madeline muere y es enterrada en el panteón familiar, en una escena -la del transporte del féretro- absolutamente magistral, una lección de onirismo que marcaría todo un patrón para vanguardistas y artistas posteriores de la llamada "psicodelia". Cuando, después de poco tiempo, Roderick repara en que posiblemente han enterrado viva a su mujer por error, se producirá la debacle final y la catarsis, y con ella, la destrucción de la casa Usher, en todos los sentidos.
De factura terriblemente sublime, la película deja ver la obsesión original de Poe por el entierro prematuro (verdadero eje bascular de su obra), y confiere una nueva perspectiva en los momentos álgidos de la trama rodando en cámara lenta, efecto que proporciona un mayor dramatismo a las imágenes. Joya del cine mudo, ha sido reeditada hace pocos años con musica medieval como complemento a la imagen silente, con un resultado no poco afortunado. Quiero aprovechar estas líneas para recomendar el visionado de esta película a todos los que podáis hacerlo.
Vuestro por los huesos de Has-Tshú,
Howard P.


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