Yo soy Providence

Estimados amigos,

Acabo de recibir una carta del compañero Enrico Garci-Núñez en el que me comenta sus desavenencias personales con otro corresponsal mío, Ludwig von Kartoffenstrassen, natural de Krakovia. En esta carta, el hidalgo bonaerense afincado en la costa mediterránea se queja de las repetidas y constantes malinterpretaciones que hace el teutón de sus cartas, sobre todo en la insistencia de no rectificar en sus errores, cometidos al asegurar que en la Biblioteca Nacional de La Plata existe un ejemplar del Unaussprechlichen Kulten, cosa que, como sabrán algunos de los diletantes que leen estas líneas, no es cierto (lo desmintió de DeMorgan en el núm. 34 vol. 2 de Miskatonic Review).
Y es que a veces es difícil rectificar, pero mucho más duro, creo yo, y así le contesto a Garci-Núñez es perdonar y olvidar, e intentar seguir adelante sin tener en cuenta el pasado. Porque somos la suma de nuestros actos, y no una pequeña parte de ellos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Yo mismo fui una fascista de mierda allá por los años 30, cuando sucumbí al fascinador encanto de la figura de Hitler, las lecturas erróneas de Nietzsche y la perturbadora influencia de La decadencia de Occidente de Spengler. Y sin embargo, aquí sigo, como uno más, porque la gente cambia: si no fuera así, no seríamos personas, sino pseudópodos, o profundos marinos. ¿No creéis?

Estimados amigos,

Con la inestimable ayuda de Severius T. y otros amigos, voy intentando dominar estos extraños aparatos que me atemorizan y me fascinan a la vez. Esta extraña coyuntura hace que gaste mucha parte de mi tiempo pensando en cómo puedo aprovechar de la forma más útil posible las ocasiones que me brinda este apartado.
Me han comentado que a estos blogs también se les puede llamar bitácoras. Es un nombre que me gusta más, porque me recuerda a las epopeyas marineras que leí de joven de Homero, o a algunos de mis escritores favoritos, como W. H. Hodgson, o la monumental ballena blanca de Melville.
El regusto ominoso de esa palabra, bitácora, que evoca una travesía dudosa en un mar desconocido, donde el capitán de un frágil navío va apuntando los datos más significativos del viaje, me atrae mucho más a la hora de escribir.

Hoy he conocido una nueva vertiente de esta tecnología. He creado un correo digital donde me podréis escribir. Se trata de: yosoyprovidence [arroba] hotmail.com
Podéis escribirme desde este mismo momento.

Estimados amigos,

He estado hablando con alguno de vosotros, amigos sinceros que me recomendáis estas nuevas y oscuras tecnologías, promesa de una nueva revolución en las comunicaciones. Sabéis de sobra que no me gustan las novedades, que los cambios me aterran, y que no hay como el escribir de un caballero inglés en su viejo escritorio. Pero en esta ocasión he cedido, y me he subido a este carro. Espero no estar haciendo una tontería de la que me pueda arrepentir dentro de unos meses. En todo caso, siento excitación por este momento en que escribo estas palabras que todo el mundo podrá leer.

Este diario contendrá las peripecias que me van ocurriendo, las charlas que con vosotros, amigos, sostengo, los libros que voy leyendo, etc. Espero que sea de vuestro gusto.

Vuestro por el signo de Gnar,

Cisne Negro | |