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Yo soy Providence

22.5.05

Estimados amigos,

Debo excusar mi prolongado silencio a vosotros, queridos lectores, que pasáis silenciosamente por esta mi pequeña morada. La verdad es que ando enfrascado en la confección de diversas traducciones y revisiones de textos por encargo que me tienen harto ocupado y apenas me dejan tiempo para algún paseo al atardecer por la Liberty Avenue y por las afueras. Pero quiero dejar unas cuantas líneas aquí, por lo menos para recordaros de que, sí, sigo vivo y en activo, y sólo espero un buen momento para lanzarme de nuevo a daros cuenta de mis misivas.

Con estas nuevas y curiosas tecnologías uno, además de comunicarse ipso facto, recibe todo tipo de extraños mensajes. Hoy querría compartir dos de los últimos que he recibido, así como mi respuesta a ellos.

El primero decía así:

MALABO,
GUINEA - EQUATORIAL.

A su atencion,

Mi nombre es CLAUDE KASAVUBU, un ciudadano de la Republica Democratica del Congo y anteriomente ayudante personal del defunto Presidente LAURENT KABILA. Despues de la muerte del Presidente Kabila en una manera muy extraña, supe de que estaba en peligro de que podra perderlo todo. Siguiendo los acontecimientos decidí desviar unos fondos destinado a la comprar del armamentos, unos, $25.000,000 (veinticinco millones de dolares) en dos maletas (caja fuertes).
Ahora me encuentro en Guinea Equatorial en situacion de asilo politico pero las leyes y condiciones de este pais no me favorece como asilo politico y mas la economia y la situacion politica es muy inestable, por lo que pido su colaboracion para recibir estos fondos en tu pais, luego me encuentro contigo, formamos una sociedad para invertir el dinero. Solo necesito la seguridad de que si recibes estos fondos estaran bien cuidado hasta que me encuentro contigo
Si te interesa mi propuesta, mandar su nombre completo, direccion y un telefono personal al esta direccion del correo, claudekasavubu@yahoo.es y mi representante se pondra en contacto con usted o posiblimente reunir con usted porque no puedo viaja hasta que salgo definitivamente de aqui. Por favor mantenga este asunto en confidencialidad.

Atentamente,

Claude Kasavubu (capitán retirado).


Respuesta mía:

Estimado amigo, gracias a mis contactos, acabo de poner su asunto en manos de la policía científica y tecnológica de España, para que le investigue y ponga fin a sus emails fraudulentos. Sírvase de escribirme de nuevo cuando se encuentre ya bien alojado en la cárcel para contarme cómo se desarrollaron todos los acontecimientos.

Afectuosamente,
HPL


Y la segunda:

Si aceptas a Dios y a su hijo Jesús el Cristo, entonces si así lo deseas, visita esta página
www.cristoestuvida.com
[la dirección web ha sido cambiada para no darle publicidad]
Lee el mensaje de sus Angeles y que Dios te bendiga.

Un abrazo
Fernando Areces

Pd: esto no es un mensaje de caracter religioso, es una experiencia real acontecida a una persona real
Gracias

Mi respuesta fue:

Estimado amigo, le agradezco su mensaje, pero yo soy Satanás.

Cordialmente,
HPL.


Internet nos reserva ésta y muchas otras sorpresas.
Vuestro por el sacrificio de Raz-az-ghudl,
Howard


Cisne Negro | |


26.3.05

Estimados amigos,

Estamos de vuelta con un tema antiguo. Hace poco, recibí esta carta:
Estimado/a Escritor/a: LOVECRAFT, HOWARD PHILLIPS
Tenemos el agrado de dirigirnos a Usted con el fin de informarle las novedades referidas a nuestro IX Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. A este respecto, le comunicamos en primer lugar que ya se ha realizado una pre-selección, eligiendo a los 240 autores que hemos considerado más meritorios sobre un total de 2133 participantes de toda la República Argentina (59% del total), España, Cuba, EE.UU., Colombia, México, Panamá, Chile, Perú, Venezuela, Ecuador, Canadá, Costa Rica, Bolivia, Uruguay, El Salvador, Paraguay y otros países.
Teniendo en cuenta la calidad de los trabajos seleccionados, la editorial ha decidido, como es habitual, publicar dos antologías cooperativas ?una de narrativa y otra de poesía- con obras de dichos autores. Al igual que todas las antologías que imprimimos a lo largo de los últimos 11 años, se tratará de un libro de excelente calidad, con tapas a todo color y encuadernación cosida, con una tirada de 3000 ejemplares como mínimo, que distribuiremos en instituciones de bien público tanto argentinas como extranjeras. Saldrá a la venta en algunas librerías de Capital Federal y Gran Buenos Aires y por sistema de venta directa vía internet a través de nuestro sitio www.nuevosereditorial.com.ar. Se hará, por otra parte, una donación de cien ejemplares a Bibliotecas Públicas Nacionales ?Argentinas- y entidades culturales latinoamericanas (los autores vinculados con este tipo de instituciones podrán solicitarnos una donación).
Encontrándose Ud. entre los 250 autores seleccionados, con sus poemas AMANECER EN R´LYEH - EL CAOS ACECHANTE - DESDE UN RINCÓN OSCURO - NO VI LLEGAR LA EXPOLOSIÓN tenemos el agrado de invitarlo a formar parte de la antología «La Nueva Literatura de Habla Hispana». Tratándose la misma, como ya se ha dicho, de una edición cooperativa, hemos fijado un costo de participación de $ 50 por cada página que Ud. publique, recibiendo a cambio 4 ejemplares de la antología por cada página publicada. (Esta colaboración nos permite afrontar los gastos que demandan la edición de la antología, distribución, correo, promoción, trofeos, edición de los libros a los ganadores del certamen, gastos administrativos y operativos, presentación, etc.).
Sus obras seleccionadas ocupan en la antología 4 páginas. Por lo tanto, para participar con la totalidad de las obras arriba mencionadas, deberá abonar $ 200 recibiendo a cambio 16 ejemplares y el derecho a incluir -si lo desea- una breve reseña biográfica de no más de 50 palabras (en tal caso, debería enviarla junto al primer pago). Así también se promoverá la difusión de su obra vía Internet a través de nuestro sitio web www.nuevosereditorial.com.ar y boletines informativos.

Etc. etc.

Cansado ya de tantas sandeces, me decidí a contestarles como se merecen. Ésta fue mi respuesta:

Queridos amigos,
Cuando les envié mis poemas, pensaba que el suyo era un concurso decente. Pero veo que a ustedes no les importa en absoluto la Literatura, sino que están aquí por el negocio y nada más. A saber a cuántos incautos convencen para que les entreguen esos sonoros 50$ por página (¡por página!) cuando deberían ser ustedes los que premiaran el buen hacer y el arte de los que, de buena fe, les envían sus obras para que las juzguen y si lo consideran oportuno, les ofrezcan un merecido premio.
Creo que lo que ustedes hacen es vender el Arte. Son los saqueadores de las tumbas egipcias. ¡qué digo!, son los fariseos del templo, los apóstatas de la Literatura, la vergüenza del gremio editorial. Ustedes se proponen, clara y llanamente, comerciar con las ilusiones de los autores nóveles, sacarles los cuartos de sus ya denodados esfuerzos, e incluirlos en una antología que no es tal, porque tanto ustedes como yo sabemos, que en ella no se han guiado por criterios de calidad y excelencia, sino por el sencillo "cuantos más mejor", para ganar dinero impunemente.
Me produce rechazo, vergüenza y aun asco el ser testimonio de sus atroces actividades mercantiles con respecto a lo que debería ser un Fin del destino: la literatura.
Quiero con esta misiva expresarles mi más profundo rechazo a las acciones que están realizando para la venta de una antología fantasmagórica cuyo único fin es del lucro de su empresa. Actos así son los que acaban destruyendo el panorama artístico de nuestra querida lengua, antaño tan productiva y hoy caldo de cultivo de éxitos prefabricados cuyo único mérito está en los grandes intereses que les apoyan en la sombra.
Suyo afectísimo,

H. P. Lovecraft

P.d.: Por supuesto, obvia decir que no me interesa lo más mínimo ni figurar en su antología, ni mucho menos pagar una cantidad claramente exorbitada por aparecer en ella. Les deseo sinceramente que sus planes empresariales caigan pronto en mal camino y que desaparezcan lo más pronto posible.

Contestación, poco tiempo después:

Leer bases atentamente antes de enviar. Y ser más breve en sus emails, sipretende que los lean. Gracias y suerte, H. P. Lovecraft (!?) [sic]

Contestación mía:

Estimados amigos,

Con su respuesta de dos líneas y que además usa incorrectamente y por dos veces el infinitivo como tiempo verbal no me cabe la menor duda de que o el correo ha sido contestado por una máquina automática o por un débil mental.

Saludos afectuosos,
Howard Phillips Lovecraft.

Vuestro por el Guardián de Dyazhetphan,
Howard.


Cisne Negro | |


25.11.04

Estimados amigos,

Rebuscando entre mis libros de Hawthorne, encuentro en sus "Note-books" (1868), unos argumentos anotados para su posterior desarrollo. Son, como siempre, brillantes y sumamente inquietantes, revelando la aguda inteligencia que el autor tenía. No puedo evitar el querer compartirlos con vosotros. Son estos:

· Un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era el verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la verdad.

· En medio de una multitud imaginar a un hombre cuyo destino y cuya vida están en poder de otro, como si los dos estuvieran en un desierto.

· Un hombre de fuerte voluntad ordena a otro, moralmente sujeto a él, la ejecución de un acto. El que ordena muere y el otro, hasta el fin de sus días, sigue ejecutando aquel acto.

· Un hombre rico deja en su testamento su casa a una pareja pobre. Ésta se muda allí; encuentran un sirviente sombrío que el testamento les prohíbe expulsar. El sirviente los atormenta; se descubre, al fin, que es el hombre que les ha legado la casa.

· Dos personas esperan en la calle un acontecimiento y la aparición de los principales actores. El acontecimiento ya está ocurriendo y ellos son los actores.

· Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque a una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir. Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él.

Vuestro por la serpiente de Anjmorpec,



Cisne Negro | |


9.11.04

Estimados amigos,
Mi compañero André Gideon, que me escribe desde Toulousse, conocedor de mi devoción por E.A. Poe, me envía una copia de la película "Le chute de la Maison Usher", de 1928, de Jean Epstein, que debo desde aquí agradecerle efusivamente, tanto por su gesto como por el valor de su regalo. Hace muchos años conseguí verla en un viaje breve que efectué a Boston; entonces no fuimos más de una docena los que asistimos a un pase semiprivado. Hoy me complazco en poder redescubrir esta joya del cine mudo restaurada de forma sumamente digna.
Contemporánea de otras obras maestras del séptimo arte que órbitan sobre la literatura sobrenatural, como el "Vampyr" de Dreyer (1932), basado en el "Carmilla" de Sheridan LeFanu, o el "Nosferatu" de Murnau (1922), la versión de "La caída de la casa Usher" de Epstein sabe otorgar al film una densa atmósfera de pesadez. A la llegada del reclamado amigo de Roderick, señor de Usher, somos testigos de la belleza y la decadencia de la mansión familiar. Epstein elige espacios muy amplios, abiertos, que se contraponen al tono claustrofóbico y encarcelante de la trama. Así pues, amplísimos corredores de pesadas cortinas de terciopelo, chimeneas de hogares monstruosos son el decorado natural de la tragedia a punto de estallar. El señor de Usher, marcado psicóticamente por una manía familiar, retrata a una andrógina Madeline que poco a poco ve menguadas sus fuerzas, insufladas éstas en el retrato, como en un eco que nos lleva al wildiano Dorian Gray.
Finalmente, presa de una enfermedad extraña, Madeline muere y es enterrada en el panteón familiar, en una escena -la del transporte del féretro- absolutamente magistral, una lección de onirismo que marcaría todo un patrón para vanguardistas y artistas posteriores de la llamada "psicodelia". Cuando, después de poco tiempo, Roderick repara en que posiblemente han enterrado viva a su mujer por error, se producirá la debacle final y la catarsis, y con ella, la destrucción de la casa Usher, en todos los sentidos.
De factura terriblemente sublime, la película deja ver la obsesión original de Poe por el entierro prematuro (verdadero eje bascular de su obra), y confiere una nueva perspectiva en los momentos álgidos de la trama rodando en cámara lenta, efecto que proporciona un mayor dramatismo a las imágenes. Joya del cine mudo, ha sido reeditada hace pocos años con musica medieval como complemento a la imagen silente, con un resultado no poco afortunado. Quiero aprovechar estas líneas para recomendar el visionado de esta película a todos los que podáis hacerlo.
Vuestro por los huesos de Has-Tshú,
Howard P.


Cisne Negro | |


28.10.04

Estimados amigos,

En estos momentos me encuentro inmerso en la corrección de un texto curioso. Se llama "La Tenebrosa Hermandad del Tubérculo". Y, ciertamente, aunque a veces el argumento alcance grandes cotas de psicodrama folletinesco, creo que he encontrado una novedad en el género, que espero poder yo mismo investigar y profundizar en mi propia obra: el relato de intra-terror.
La historia cuenta como en una localidad marítima, siempre azotada por un mal tiempo casi legendario, que sólo se despeja por Acción de Gracias, opera una inquietante organización llamada Hermandad del Tubérculo. Esta organización está compuesta por gente aparentemente normal, que tiene su ocupación en el pueblo -llamado, por cierto, Marina Gold-, pero que al atardecer de cada sábado se reune en una vieja casa colonial para tratar temas de interés general para el grupo. En principio, nos cuenta el narrador, la Hermandad del Tubérculo se dedicaba sencillamente a debatir temas de jardinería y horticultura, pero cuando el presidente de la organización, Matthew Lorrenton, desapareció de la villa sin dejar señas, y el vicepresidente, Erik Louvre, tomó las riendas del grupo, poco a poco éste fue cambiando su orientación. Louvre tenía una vaga teoría sobre el poder oculto de diversas hortalizas: sabía que, por ejemplo, en la Antigüedad, habían sido adoradas como símbolos de vida y avatares de la divinidad. Así, la patata fue entre los aborígenes americanos un trasunto del feto en la bolsa amniótica, y, por ende, de la matriz, la maternidad, y la vida. La zanahoria fue entre los paganos considerada como un ímbolo de los atributos de la masculinidad, así como pepinos y berenjenas, por su tamaño, de entidades infraterrenas. También cabe recordar que el lícor espirituoso que se extrae de la patata es uno de los más fuertes en cuanto a graduación. Se tiene sospecha de que durante la Edad Media, en diversos puntos de Europa los aquelarres tuvieran una fuerte presencia de este licros, así como de otras hortalizas mencionadas, usadas como falos en las repugnantes orgías que se practicaban.
Estudiado este fenómeno, Louvre decide instaurar de nuevo el culto sagrado del Tubérculo entre los elders de la asociación. Enterado de los problemas que cultos parecidos están teniendo en otros puntos del país, Louvre decide hacer el culto secreto, y reunirse en el sótano de una granja propiedad de un elder, además de establecer un santo y seña. Así sigue con sus planes, pero su agitación es cada vez más patente. No acude a ningún acto público y deja de regentar la licoreria que heredó de sus padres. Los elders no entienden el por qué de su cambio de comportamiento: sus hábitos cambian, y de ser alguien afable pasa a ser huraño e irascible. Poco después, Louvre introduce en el grupo a un nuevo elder, Jeff Stanvich, al que enseguida nombra vicepresidente, ante la mirada atónita del resto de la comunidad. Stanvich resulta un hombre raro:de pelo cano, entrado en carnes, tiene una mirada desafiante. Impresiona su talla de caballero, que, elegante, contrasta con su bastón terminado en forma de falo que lleva para disimular su cojera. Extravagante e impetuoso, a partir de entonces, acompaña a Louvre en todas sus apariciones. Algunos miembros muestran su desacuerdo con el ascenso del desconocido, en especial el párrcoo Ralph Horton, quien, extrañamente, aparece muerto en su casa unos días después, al parecer por unos ladrones.
La hermandad atraviesa un momento difícil porque la desconfianza está sembrada entre sus miembros. Mientras tanto, Louvre permanece sin decir nada en las reuniones, como ido, la mirada perdida en el vacío. Stanvich habla por él, y anuncia algunos cambios: ha encontrado en los mapas estelares de la fundación un momento idóneo para la invocación del Tubérculo Resplandeciente, una manifestación viva de las Energías del planeta, así que insta a los elders a memorizas las letanías para el ritual. Cuando uno de ellos le espeta que qué quiere decir, puesto que antes el grupo se dedicaba a la horticultura y ahora parece una orden esotérica, la cara de Stanvich muda en un rictus de cólera, y con un golpe brutal de su bastón indica claramente que las cosas han cambiado y que quizá haya que "eliminar" a algunos enemigos de la hermandad.
Esa noche, el tesorero Zacariah Elton intenta contactar con un periodista amigo, para explicarle la situación, pero cuando va a llamar ve una silueta negra desplazarse por delante de su ventana. Aterrorizado, sale por la puerta trasera y se dirige corriendo a la casa de Nell Fisher, otra elder. Durante el trayecto constata que unas sombras parecen seguirle. Finalmente, al día siguiente, tras contarle todo a Nell, deciden convocar una reunión de los demás elders sin el consentimiento de Stanvich, pero cuando llegan a la granja, se les comunica que ambos han sido expulsados de la hermandad.
Esa misma tarde, Zacariah y Nell se dirigen a la hemeroteca para intentar averiguar algo de Jeff Stanvich. Casi a la hora de cerrar encuentran una referencia: en el estado de Washington, la policía abortó hace cinco años una especie de suicidio colectivo ritual de una secta liderada por un tal J. Stankovic. La secta había empezado como una reunión de aficionados a la papiroflexia y había terminado casi en la exterminación de todo el grupo. Stankovic nunca fue detenido, pero los ex-sectarios declararon que éste había prometido que su "ama", un ser aludido como "Laverne", había de volver algún día de su exilio gracias al poder de los Antiguos. Aterrados por estas noticias, Zacariah y Nell deciden abandonar el pueblo y esperar un momento propicio para actuar.
Tres días más tarde, Louvre es ingresado en un hospital. Está en coma, y su aspecto es francamente perturbador: parece haber envejecido veinte años en los últimos meses. El día de la invocación se acerca.
Zacariah intenta contactar con algunos elders que él sabe disidentes, pero ninguno responde al teléfono. Por unos vecinos de la granja donde se reune la hermandad, Elton se entera de que hace tres días que todos están recluidos en el interior de la granja, sin apenas salir. A falta de dos días para el ritual, Zacariah hace una incursión nocturna por los alrededores de la granja y puede escuchar la salmodia que cantan, como en trance, los elders:

KA - ROTT... KA - ROTT...
the Rise of The Tubercule...
KA - ROTT...

La nefanda letanía suena una y otra vez, embotando las mentes de los elders, mientras Stanvich dirige el coro. En ese momento, uno de los perros de la granja detecta a Zacariah, que es atacado por el mastín. Con una piedra logra romperle el cuello al can, pero éste tiene tiempo de provocarle serios desgarros... Muy malherido, llega a casa de Nell y le advierte de lo que pasa.
Finalmente, Nell avisa al comisario O´Brian. La noche del ritual, cuando Stanvich y los suyos salen de la granja al descampado donde se realizará la invocación, la policía el da el alto, pero al tratar éste de huir, es tiroteado y cae muerto. Cuando la policía llega hasta su cadáver, éste no es más que una masa gelatinosa de color térreo, que se disuelve provocando un nauseabundo olor de descomposición. Nell lega a tiempo para recoger el bastón-falo de Stanvich, que tiene unas extrañas runas en los nervios venosos del falo que parecen hipnotizarla e incluso hacer que quiera acariciar el extremo del bastón . Con gran voluntad, Nell rompe el bastón y para su terror, las dos partes rotas se convierten en dos culebras blancuzcas que se pierden en la maleza con rapidez.
Nell acompaña a la policía en el registro de la granja, donde se descubre un macabro muñeco vudú del desdichado Louvre, y unas cartas escritas a mano, tanto de Stanvich como de su "ama", que ¡sorprendentemente, tienen todas la misma letra: la de Stanvich!
Zacariah, con los meses, se recupera y decide disolver la hermandad para fundar otra, esta vez con afiliados trabajadores, honrados y de inclinaciones sexuales sanas.
No he podido resistir la tentación de narrar la totalidad del cuento, porque me parece sumamente interesante. Esa mezcla bastarda entre ecos de Poe, Maupassant y Nerval es sin duda inquietante y acertada. Y, por lo demás, la corrección está resultando fácil. Me ha parecido una lectura amena y excitante. Espero que al lector también.

Vuestro por el sello de las Hascárides,

Howard.


Cisne Negro | |


29.8.04

Estimados amigos,

Si hay algo que he aprendido durante todos estos años de paciente lectura de clásicos y de no menos paciente corrección de textos ajenos, es que para ser escritor hay que tener algo. Pero lo principal, a mi juicio, es ser sensato, discreto, humilde y hacer poco a poco un camino que es tan laborioso como gratificante.
Antaño la única valía, el único aval que tenía un escritor, su carta de presentación eran sus propios textos. Ellos decidían si uno valía o no, si era un farsante o un plagiario, o por lo contrario si era alguien que valía la pena ser escuchado, que tenía algo interesante por decir, o una voz propia digna de codearse con los demás autores.
Ahora, en este mundo ingrato donde los caballeros de verdad tenemos poco que decir, y muchas veces es mejor callarse que no alzar la voz, los parámetros son otros. Muchas veces despunta el más grosero, el más soez, o el menos capacitado, simplemente por la agitación que causa a su alrededor. Es la cultura de la basura, del ver quién la dirá más gorda la próxima vez, del descaro, del chiste fácil, de la muerte de la inteligencia, de la mendicidad intelectual, del apogeo de la razón y de la llegada apocalíptica de los bárbaros que acabarán con todo. Pero no serán negros, ni mongoloides, ni fornidos arios de rubias coletas en la barba los que nos arrasen: será la infame turba de desgraciados sin educación la que nos barrerá de la faz de la tierra, con sus deseos animales, con su hipocresía y mojigatería, con su culto al dinero, a la belleza física, a la inmediatez, al consumo, a la destrucción, a la iconoclastia.
¿Y por dónde empieza todo esto? Por la frivolización del mundo literario, con la incursión de mentes pigmeas en su panorama, que creen que escribir es poner sobre papel una palabra sobre la otra, que todo vale, que el envoltorio es lo principal, que vale más la forma que el fondo, que lo más importante es escandalizar, crear polémica, mentir, tergiversar los hechos, interpretar la realidad de la manera más subjetiva y bastarda posible, y, sobre todo, atraer al público incauto, al público fácil.
En el caso del mundo editorial español, que sigo de cerca porque muchos de mis amigos están ahí afincados, siempre aparece alguno de esos petrimetres dispuesto a decirle al mundo todo lo que vale, al mismo tiempo que a ojos de los que realmente saben lo único que hace es ponerse en ridículo y demostrar su estulticia y su vanidad.
Uno de estos hampones de papel es L.M., conocido por muchos aficionados a determinado sector editorial. L.M. es editor (o algo así) de una revista muy vendida, dato que le excusa al pobre interfecto para decir que es muy buena (qué digo: que es la mejor), como si la ecuación dinero=calidad fuera un axioma comprobado por algun premio Nobel. L.M. es un pobre payaso que vive de ponerse una máscara: la máscara de la polémica, de los comentarios racistas e intolerantes, la máscara del ser superior ante pobres desalmados sin criterio. Cree que esa máscara le proporcionará más fama. Y quizá tenga razón. Lo que nunca le otorgará será una razón ética para lo que hace, puesto que en el fondo, su motivación es de miserables: apelar a los más bajos instintos de los lectores para conseguir vender su ínfimo producto. Y a fe que lo consigue. Pero, en el fondo, lo único que consigue es depauperar el panorama editorial, con su cansina tonadilla victoriosa, de loco que habla solo.
Otro ejemplo muy claro es el que parece que nació en la página de un periodista local, llamado Arcadi Espada. Mi amigo Franz Dolç me lo comentó, pero no le di importancia. Resulta que finalmente, el asunto de la supuesta escritora P.V. -a la sazón, el mismo nombre de un actriz española- acabó en una polémica que ella (o él, claro: como no sabemos la identidad real de esta persona, le supondremos de momento un sexo femenino merced a su identidad ofrecida en la red) misma se cuidó mucho de buscar. Aprovechando el tirón que tiene una página de contenido franco -honesto- como es la del sr. Espada, P.V. empezó a escribir ahí como visitante y empezó a surgir la polémica con ella. Por si acaso lo que decía no era demasiado interesante (recordemos que, según ella misma, se trataba de una chica de poco más de 18 años), se obstinaba en usar "k" donde irían las "c" oclusivas, por aquello de que era más "lógico", y, por cierto, más irreverente y polémico, aunque por otra parte no deje de ser un exhibicionismo pueril de la incultura y de lo triste que es hoy en día que un adolescente acabe la enseñanza secundaria. Poco después, descubrimos que tiene una página donde nos habla de sus escritores-fetiche... ¡Oh, qué novedad! ¡Cela, Bukowski, Lorca! ¡Odia a Juan Manuel de Prada y Lucía Etxebarría (quién no)! Y finalmente, nos dice que tiene un blog, donde, en su insana ortografía, nos da cuenta de sus grandes intentos por montarse en el carrussel editorial. Nos dice que tiene ya 140 folios de su novela -que si ha de ser tan soez y vulgar, tan "aquello-ya-visto" como el primer capítulo, refrito de un cuento anterior, mejor que duerma el sueño de los justos eternamente-, que la intentará colocar en una editorial, y que no volverá a escribir hasta que esto suceda. ¡Pobre ilusa! Cree que la polémica, el escribir como un disléxico daltónico y la inclusión de escenas de sexo que hubieran hecho atragantars al mismo Nabokov son el aval con que se le abrirán las puertas de la imprenta cual Alí Babá la de la cueva de los cuarenta ladrones. Que, si no aceptan sus desvaríos, es porque el mundo editorial es muy cerrado, se obstina en no publicar cosas novedosas y rompedoras. En su error, cree que la basura, aunque sea morbosa, es publicable. Y no se equivoca del todo, porque cada año salen editados cientos de libros basura, libros por los que más valdría que nunca se hubieran sacrificado árboles. Pero dar cancha a la estupidez, a la imbecilidad que se pavonea de su propia mediocridad, es algo que se me escapa de los fueros. Si yo fuera editor, no admitiría ningún original de alguien menor de 33 años, que no me demostrara claramente que ha leído el número suficiente de obras de la literatura de su país así como de la extranjera como para tener una charla en profundidad con cualquier profesor de universidad (de los de antes, claro).
Ronda por ahí mucha gente aprovechada, cuyo único talento es hacer desperdiciar el tiempo a quien lo consideran valioso. Gente sin criterio, sin formación, que pretende despuntar sin seguir el camino natural del que honorablemente ha llegado a ese puesto tras un duro peregrinaje vital y mental. La educación lo es todo: la herencia de los modelos, la corrección, el respeto, el pensamiento. Estos valores se han perdido hoy en día a favor de lo que vende, lo inmediato, lo jocoso, lo imprudente, lo superficial. Pero aún quedamos algunos que creemos que no nos van a tomar por imbéciles. Sólo hace falta que, de tanto en tanto, reaccionen.

Vuestro por la señal de Jyuffgh-Xeo,



Cisne Negro | |


21.8.04

Estimados amigos,

Hagamos hoy un repaso a lo que significa el terror. Como bien sabréis algunos de vosotros, por encargo escribí un libro titulado "El horror sobrenatural en la literatura" que acaso no me disgusta en su resultado. Quizá ahora lo veo con un poco de perspectiva y admito que no tendría que haberme explayado tanto en contar argumentos que el buen lector posiblemente ya conocería. En todo caso, ahí está. Pero lo que me llama la atención es que el miedo, esa sensación universal que sigue inspirando todas las artes, encuentra en la cinematografía la horma de su zapato al derivar en subproductos-basura que desmerecen en cualquiera de sus vertientes todo lo que un género ha tardado siglos en construir como una tradición. Desde los fragmentos de horror del sueño de Sócrates en "El asno de oro" de Apuleyo, pasando por las leyendas medievales, el folclore mundial y el advenimiento de la genuina literatura de terror, ya como género instaurado, cuando llega la novela negra con "El castillo de Otranto" de Horace Walpole, y más allá, hemos podido deleitarnos con magníficas obras maestras del género de terror. Asíen el cine. El séptimo arte vive en sus inicios una rápida carrera de adiestramiento en búsqueda de su propio código de significaciones, de su lenguaje propio. Y lo encuentra. Magníficos son los ejemplos del "Nosferatu: Eine Symphonie des Grauens", de 1922, o "El fantasma de la opera" de 1925, que ya superan la teatralidad manifiesta y los tanteos de, por ejemplo, las películas de Fantomas de principios de la decada de los 10. Y qué decir de esa joya expresionista de "Metropolis" de Fritz Lang. Aunque no sea un film de terror, podemos sentir en ella toda la opresión de una sociedad sin esperanza.
Vivimos un tiempo en que ese horror ya no existe. Quizá sería más correcto decir que sí existe, pero no puede trasladarse a la pantalla. He aquí una serie de tópicos que el cine de hoy en día ha desarrollado y que lo único que hace es lastrar su propio desarrollo:

-Una serie de niñatos se ven amenazados por un fantasma, aparición, pesadilla encarnada, o psicópata que los irá eliminando uno a uno.

-En muchas ocasiones, la nombrada amenaza es uno de los mismos integrantes de la banda de niñatos.

-El mundo se ve asolado por una plaga. De zombies. De alienígenas. De insectos gigantes. De un cambio climático. De un dinosaurio radioactivo. O de todo a la vez.

-Los vampiros no son ya exquisitos condes que visten a la decimonónica, huyen de la luz y los crucifijos. Ahora son cantantes de rock, duermen en un descampado, llevan gafas de sol, contraen enfermedades víricas, trafican con sangre en hospitales. O todo a la vez.

-Cuidado con los desequilibrados que llevan máscaras blancas y ropa estrambótica, porque frecuentemente la acompañan con motosierras, ganchos de carnicero, cuchillos de medio metro, etc.

Podríamos seguir hasta el vómito.
El género de terror agoniza en un medio que podría ser el definitivo (porque qué más terrorífico que una sensación visual y auditiva colapsante en una sala a oscuras). En vez de avanzar lígero, camina a trompicones transportando cual decadente atlas el cadáver putrefacto de las convenciones bastardas de los grandes estudios cinematográficos. Llegará un punto en que, o bien se desprenderá de él o perecerá.


Vuestro por la Reina de los Trífidos,




Cisne Negro | |


6.8.04

Estimados amigos,

Hace poco, animado por alguno de mis corresponsales, más versados que yo en esto del mundo virtual, de los módems, y las postales electrónicas, decidí presentar a un concurso literario a través de internet. Se trataba de un concurso literario organizado por un portal que se dedica al lucrativo negocio de publicar lo que para una editorial normal y corriente sería impublicable. Llamaremos a este portal, en honor a la discreción, Soyamanuense.com.
El portal soyamanuense.com, pues, organizó sendos concursos de poesía y narrativa. Al ser la novela un género que me es algo extraño por poco cultivado, decidí enviar una serie de poemas que en su día descarté de mi recopilación comúnmente llamada "Fungi from Yuggoth", en la lengua de López de Ayala, "Hongos de Yuggoth". Algunas composiciones recordaban la figura de Hawthorne, la soledad y tristeza de los puertos de Providence, el miedo que producen algunas de las casas de la cuesta de Church Street, etc.
Pues bien, después de los meses de deliberación que normalmente se concede el jurado de cualquier concurso, recibo un correo en que se me informa de que mi obra ha sido leída y muy bien valorada. Con todo, parece no haber sido suficiente para hacerse con el premio. Se me comunica que el jurado ha destacado la originalidad y el buen hacer de mis versos. Por un momento me envanezco y me tomo una copita de sidra a mi salud y a la de mis gatos. Pero poco me dura la alegría. Porque poco después, recibo otro correo en el que se me dice:

Asimismo, debido a la cantidad de obras presentadas y a la calidad literaria de las mismas, y aprovechando el proyecto de la creación de una colección de Poesía que Soyamanuense.com pondrá en marcha al respecto, se escogerán diversos poemas de entre las obras presentadas a concurso y, previa autorización de los autores, se llevará a cabo su publicación conjunta en un volumen compilatorio del que daremos más información en breve. Este volumen recogerá la mejor selección de los autores que se han presentado a concurso (incluida su aportación, sr. Lovecraft), y estará a la venta próximamente al precio de 30?.

Entonces fue cuando me sentí realmente estafado, engañado como un pelele de feria. Porque el jurado -si es que existía- no consideró de verdad destacaba por la "originalidad y el buen hacer", es más, me imagino que ni siquiera nadie se leyó mi obra, sino que, directamente, todo lo que llegaba se preparaba para maquetar y hacer un libro con la obra de 150 inocentes que creían que competían en un concurso literario. Así que lo que en realidad se ocultaba tras estos bastardos juegos florales no era más que el lucro de una empresa especializada en sacar el dinero a los pobres tontos que consienten pagar una suma indecente (¡la de correcciones que yo debería hacer para reunirla!) por ver sus palabras impresas. Pobres necios. Con un poco de esfuerzo -y algo menos de caraduras en el mundo- uno siempre consigue su objetivo.

Vuestro por la meseta de Lankhmar,




Cisne Negro | |


3.7.04

Estimados amigos,

Como mi corresponsal Sibelius Liddleride me aconseja, he estado buscando mi propio nombre en algún buscador de internet y cuál ha sido mi sorpresa al encontrar repetidas veces mi nombre asociado a desagradables prácticas musicales, a estilos de "ruido" (no puedo decirlo más eufemísticamente) agresivos, que no tienen nada que ver conmigo.
Amparándose en una mala interpretación de algunas de mis obras, parece que algunas bandas musicales se quedaron en la superficialidad de mis textos, creyeron que el Necronomicón y otros libros nefandos sacados de la invención por mí o por mis amigos eran reales, y, en definitiva, como dijo el gran Cervantes, al que siempre he admirado, se les resecó el celebro. Porque. queridos amigos, ya me diréis qué tiene que ver el horror con una música apestosa llena de ruido y gritos.

Un momento, quizá tenga que ver más de lo que creo.

De todas formas, a un modesto caballero de Providence sigue
prefiriendo los arabescos de Debussy, las sinfonías fantásticas de Berlioz, las truchas de Schubert, algunos cuartos de hora de Wagner, y, como mucho, cuando he bebido algo de sidra más de la cuenta, un poco de la música alienada de Paul Hindemith, pero no más. Esta es solo una de las muchas mal interpretaciones que se han hecho de mí en estos últimos años. A veces me dice Marthin Valero que mi obra ha sido más famosa que Jesucristo (él se ríe cuando dice esto, pero no sé por qué aún) malinterpretada que la de Nietzsche. Aunque no debería ser yo quien repitiera esas palabras de vanagloria.

Vuestro por las auroras de Urata-Nijima,

Cisne Negro | |


15.4.04

Estimados amigos,

En el orbe cristiano católico acaban de pasar las fiestas móviles de la Pascua de Resurrección. En nuestros tiempos de civilización y -supuesto- arrinconamiento del oscurantismo medieval, en plena Europa, tan racional ella, y en muchos lugares del globo, llegan con estas celebraciones religiosas la parte más bárbara de la religión. Fustigaciones, promesas masoquistas, crucifixiones en vivo, y miles de representaciones de cómo un cabecilla revolucionario judío fue torturado y ejecutado públicamente hace dos mil años. Los regueros de sangre corren entre las grandes procesiones de venerables beatas que siguen con devoción el paso de la macabra cabalgata de cristos sudorosos y romanos malísimos. Después, claro, nuestras más insignes cabezas pensantes dirán que el mundo islámico es un mundo de fanáticos, de descerebrados seguidores de una religión machista, de mártires por una causa inexistente. Pues dejadme deciros que a mí tanto asco me da que unos locos se den espadazos en la cabeza en la fiesta de al-Arbaín señala el fin de los 40 días de luto por el imán Hussein, uno de los santos más venerados por los chiítas, como que unos encapuchados del Ku-Klux-Klan se abran toda la espalda a base de latigazos. Yo al menos no le veo mucha diferencia.
La devoción, amigos, el fanatismo, la radicalidad es lo que ensucia nuestro mundo. Más vale quedarse tibio ante la vida y no implicarse mucho, no ensuciarse demasiado, y mucho menos con patrañas religiosas que sólo sirven para alimento de los débiles. Quizá fue por mi formación, pero yo perdí la esperanza de todas esas futilidades a una edad muy temprana, incluso pasé por una fase pagana y otra musulmana, pero heme aquí, libre de cadenas teológicas. Amo las iglesias, pero porque soy un aficionado a la arquitectura. Me gusta mirar al cielo, pero sin esperar ver a un ser ajeno a nosotros que nos manipula como madelmans, sino porque me gusta otear el cielo con mi telescopio.
Cuánto ganaríamos sin todas estas cuestiones.

Vuestro por la Conjunción de Evam Zarisnatkim,


Cisne Negro | |


8.4.04

Estimados amigos,

Las nuevas tecnologías no acaban de casar conmigo. Acepte yo que el llamado procesador de textos es un buen invento, y aun que la red pueda tener un buen uso y fin entre personas educadas e inteligentes, pero lo que no puedo entender de ninguna de las maneras es el correo electrónico y sus oleadas de basura que periódicamente llegan a mi buzón virtual.
Al principio, como caballero inglés que soy, hice lo posible por escribir a aquellos emisarios que me enviaban su publicidad fraudulenta, intentando hacerles desistir de su cometido con muy serias palabras por mi parte. Esta tentativa no funcionó, es más, creo incluso que resultó contraproducente, pues cuanto más escribía a mis vérdugos electrónicos, más cantidad de escoria recibía.
Y qué anuncios comerciales, pardiez. ¿Realmente creen que una persona como yo necesito miles de oportunidades de condonación de deudas -de acuerdo, no vivo en la abundancia, en esta mi casa de Providence, pero tampoco necesito mendigar-, alargamiento de pene (¡por las barbas de Gideón, habráse visto mayor desvergüenza! Me tratan como si quisiera emular a un selvático mandingo... Una vez más se prueba la naturaleza bestial e idiota del ser humano), cámaras con chicas vírgenes en directo (la única utilidad que les veo sería un ritual para convocar a Hastur), anuncios de comunidades donde homosexuales monstruosos se exhiben en ropa íntima, etc.? Toda una fauna subterránea vive en las cloacas de la red, y se alimenta de la inmundicia y de la bilis derramada por algunos navegantes otrora pacientes. Pero qué le vamos a hacer.
Me he armado de paciencia y he ido aplicando pacientemente selectivos filtros escogidos de forma sabia e inteligente para poder mermar el efecto de esta inmundicia virtual al mínimo. De momento parece que funciona, pero quién sabe qué nueva treta se inventarán estos enemigos invisibles. Me los imagino en su cubículo, de manos raquíticas y calva esplendorosa y brillante, tapadas sus piernitas por una manta de ganchillo de origen familiar, conspirando nuevas trampas para hacer perder el tiempo a los que de verdad no podemos perderlo con monsergas estúpidas o discutiendo el sexo de los ángeles. Ya reventarán.

Vuestro por el Oscuro Brillo de las Otras Náyades,

Cisne Negro | |


30.3.04

Estimados amigos,

Hoy me ha sorprendido funestamente la carta de un amigo. Desde Green Lake, Wisconsin, me escribe Joseph Hatley indicándome que ha visto en el escaparate de una librería un libro que lleva por título "Necronomicon". ¿Cómo puede ser? ¡¡Habráse visto mayor atropello!! Algún petrimetre se ha permitido el lujo de editar un libro que yo mismo inventé. Inmediatamente, a vuelta de correo le he pedido que reserve una copia de ese nefando líbelo y me lo envie por correo urgente, para, si es preciso, emprender acciones legales contra el pseudo-Lovecraft que lo haya perpetrado. He ahorrado ya la cantidad necesaria para poder adquirir la obra. Ahora sólo falta que Hatley me la envíe. Estoy sumamente nervioso. ¿Qué se le habrá ocurrido al autor incluir en las páginas terribles del Necronomicon? ¿Invocaciones primigenias? ¿Textos fusilados de la Blavatsky? ¿Recetas de cocina? ¿Hentai con tentáculos? Quién sabe, por Dios... Si cogiera a ese energúmeno, juro por mi sangre aria que le colgaría del estandarte del Ayuntamiento de Providence hasta que suplicara perdón. Quedo a la espera de las noticias de Hatley.

Vuestro por la Hermandad Negra de Xohpyomtelsy,





Cisne Negro | |


17.3.04

Estimados amigos,

Hoy he recibido carta de mi colega Enrico Garci-Núñez, afincado en Valencia, España. Me cuenta mi amigo bonaerense las fiestas que por esa época se viven en la región, y se explaya durante unas quince páginas en detallarme profusamente las celebraciones del pueblo, que incluyen lanzadas de petardos, castillos espectaculares de fuegos de artificio, quema de muñecos hechos ex professo para la ocasión por unos artesanos que se dedican a tiempo completo durante todo el año a este fin ("gobierno de un niño", diría Heráclito) y otras tradiciones locales curiosas y simpáticas. Al principio me resultó ameno el leer las costumbres nativas de la zona, pero tras ocho páginas confieso que no podía más. !Qué grosería por parte de Garci-Núñez pasarse toda una carta de quince folios hablando sobre lo mismo! Lo que tiene mi compañero hispano en cordialidad, también lo tiene de cabezonería y localismo. Esto es lo que le he contestado:

<<Estimado amigo Enrico,
Acuso recibo tu dilatada corresponsalía desde tu pueblo contándome con pelos y señales las celebraciones que en este momento se están llevando a cabo (...) No obstante debo comentarte que, si bien ha sido para mí en parte una lectura interesante, no te he de esconder que también me ha llegado a empalagar de forma notable la cantidad de páginas que dedicas a esta cuestión (...). Yo podría, en efecto, contarte con detallados pormenores qué es de las fiestas de Providence, alrededor del 17 de noviembre, cuando se hace una tradicional cabalgata colonial, y la banda municipal toca un repertorio clásico en el anfiteatro, acompañado por la actuación de la soprano Josephine Rickson. Los niños compran una especie de dulce en forma de banana que se hace con caramelo cristalizado y los mayores organizan campeonatos de expectoración -a los cuales, por cierto, me es muy desagradable la invitación. (...) Pero no es mi intención hacerte un programa explícito de nuestras celebraciones, ambos convendremos en que tanto tú como yo lo agradeceremos.
(...)>>

Y es que demasiado localismo nunca es bueno.



Vuestro por la pirámide invertida de Amon-Ra.

Cisne Negro | |


16.3.04

Estimados amigos,

Por fin he terminado la corrección de "Los montes de Priest Hill", el manuscrito de madam Rocaforte. He necesitado de largas caminatas por la ciudad para quitarme de la cabeza las verdaderas abominaciones de la oronda señora con pretensiones de escritora. Me he despejado contemplando el precioso Ateneo de Providence, en Benefit Street, la casa John Brown o los detalles de la fachada de la Sociedad Histórica de Benevolent Street, verdaderos tesoros de la arquitectura colonial y postcolonial de nuestra orgullosa urbe.

De vuelta a casa me ha sucedido un hecho curioso. Iba yo distraido pensando en los relatos de Nathaniel Hawthorne, cuando me han abordado dos jóvenes muy bien vestidos y peinados, con una carpeta y unos folletos. Se han presentado como el hermano Schmidt y el hermano Davis, diciendo que querían hablarme de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y yo, como no tenía prisa por llegar, y me ha impresionado tamaño nombre, he dejado que siguieran. Me hablaron del profeta Joseph Smith, el cual, por lo visto, estuvo muy ocupado teniendo visiones de "mensajeros celestiales" y escribiendo nuevas versiones de la Biblia. Estuvieron cerca de media hora hablándome de su iglesia, hasta que finalmente me dejaron contestarles. Amablemente les dije que eran muy simpáticos, pero que era un caballero de Nueva Inglaterra que ya había sido seguidor de Apolo, tenido mis escarceos islamistas, y que ahora, en mi superior agnosticismo, no podía ser convencido por esa historia supersticiosa. Cuando dije esta última palabra, el elder Schmith hizo una mueca extraña mirando a su compañero. Se disculparon cortésmente y se despidieron. Qué extraños encuentros hace uno por la calle.



Vuestro por el Templo de Hapsettuph,


Cisne Negro | |


9.3.04

Estimados amigos,

Llevo toda la semana enfrascado en la corrección de un original de madam Amanda Rocaforte, natural de Providence. Su relatillo "Los montes de Priest Hill" me lleva a la cama cada día con una gran jaqueca. ¡Por Dios, nunca había visto tantas faltas de ortografía (primsipe, relaccion, anviente, deppresion...), tal salvaje y orgiástico desbarajuste de puntuación, tantos anacolutos, y tantos tachones en un original mecanografiado! ¡Esta profesión a veces se me hace realmente dura!
Pero lo peor no es tener que estar lidiando con la endiablada forma de escribir de lady Rocaforte, no. ¡Peor aún es haber de prestar atención a una trama incongruente, simplona, llena de personajes trillados y torpes y sazonado con un erotismo rancio de señora mayor aburguesada frígida! En las primeras páginas asistimos a la presentación de Joshua Velmont, recién llegado a Nueva Orleans desde Dover en un accidentado viaje, donde una tormenta tropical hundió su nave cerca de la antigua isla La Española. Casi sin tregua, el joven azorado conoce a una señorita de buen ver y de alta alcurnia que, no sabemos por qué, pasea por el muelle -donde también están los marineros barrigudos y tatuados-. Un indeseable borracho intenta forzarla, pero en ese momento aparece Velmont, se enzarza en una pelea con el hombre ebrio, que acaba, como es natural, en el suelo, y ya salvada, los dos huyen hacia un bosque cercano (cuando lo más normal es que fuera pantano, pero se ve que lady Rocaforte no ha pisado Nueva Orleans con mucha avidez). Allí hacen discretamente el amor (?), y estando en el reposo postcoital, ambos se duermen. Cuál es la sorpresa de la chica, que responde al nombre de Elizabeth Montgomery, cuando ve que al despertar su ya prometido Velmont no está a su lado: una nota le advierte que ha sido secuestrado por un pirata (?) traficante de jóvenes (??), y que si quiere volver a verlo deberá pagar su rescate. A partir de aquí, el relato cuenta las increíbles y desmesuradas aventuras de la nueva heroína Elizabeth, al encuentro de su amado, ahora remero en una especie de galera anacrónica que recorre el Caribe no sabemos muy bien con qué intención. Ahorraré a los lectores los detalles.
Cada noche, al terminar la revisión, me tomo un té con miel y descanso un poco cerca del fuego, con Monarca ronroneando en mi regazo. Si no fuera por estos pequeños placeres, yo mismo me habría hecho ya voluntario para galeras.



Vuestro por la Piedra Lunar de Asmodeus,

Cisne Negro | |